Tuesday 24 April 2007

Impotencia, tristeza, muerte

Hoy me senté a leer el Tiempo y las noticias me trastornaron el día. Se me revolvieron los muertos en la barriga, y se me devolvieron un poquito. Me quede con un sabor verdoso de fosa común entre el paladar y la lengua.

Hoy se me volvieron a aguar los ojos después de muchos meses por el país y por primera vez agradecí que este mundo haya borrado a mi abuelo antes de ver todo lo que el periódico publico.

No es que eso sea nuevo, no es que la última vez que fui a Cúcuta mi hermana no me hubiera dicho que no saliera mucho de noche y que no fumará mis peches porque le daban solución corta al sufrimiento de mi vida. Hace cuanto que en el campo toca pedirle permiso a estos desgraciados para sembrar una yuca o simplemente para ser feliz? Hace cuanto que vemos nuestra tierra resentirse y morir conteniendo la podredumbre de un pueblo al que entierran con las manos a la espalda y los ojos vendados?

Allá afuera las humaredas no dan abasto para quemar los malos recuerdos de la complicidad y la negligencia. Los militares salen a decir que no sabían nada, cuando todo el mundo en las zonas rurales los vio patrullando junto con los asesinos y trabajando con ellos. Colombia se revuelca y las señoras de la alta sociedad tapan la mierda con las enaguas. No dan abasto los ríos para tragarse los muertos, ni las retroexcavadoras para triturar los huesos. Fueron tanto los ceros de los dólares que contaron que se les salieron de las pantallas y ya no los pueden tapar. Se les acabaron las manos para contener el tierrero.

Este país bello en el que nací, viví y me quiero morir no pudo contener más la náusea, y vómito, purgo, abrió su gigante boca, se dobló, lagrimeo y perplejo se quedo frente al charco asqueado. En frente tenía los cuerpos de 10000 colombianos mutilados, en frente tenía sus propias entrañas que lo señalaban.

Este es mi blog y voy a decir algo que pienso sin miedo a que me censuren. Las torturas, las muertes, las desapariciones, los entrenamientos con gente inocente, el método desalmado y metódico de muerte, la corrupción y la participación inequívoca en el gobierno de los paramilitares no son más que una gran MIERDA. Un charco de excremento en el que todos los Colombianos nos ahogamos sin siquiera patalear.

No puede haber indulto. Estos crímenes deben ser juzgados por un tribunal internacional. Estos no son crímenes normales, pasaron hace mucho rato el límite de la crueldad. Esto es lo más triste y doloroso de la naturaleza humana.

Vergüenza, vergüenza de que no hemos dicho nada, que lo aguantamos sin replicar. Sería aun más vergonzoso no decir nada ahora. Escucho propuestas, para marchar, para decir afuera esta verdad a gritos que nos duele. Aquí en Inglaterra, allá en Colombia, donde sea, como sea, sin armas. El silencio es un pecado imperdonable.

Dolor por mi país, un sentimiento de angustia y rabia con él que no sé que hacer.

6 comments:

Juan said...

No creo que exista algo que uno pueda decir para al menos aproximarse al dolor de todas esas personas afectadas por la violencia, de todas esas personas que sólo esperan encontrar un cadáver que muy probablemente nunca será reconocido, familias enteras borradas porque a alguien le pareció que así debía ser, por venganza, por odio... Y el dolor de patria para algunos pocos como usted y como yo y como los pocos que opinan en "el tiempo", y el dolor de saber que todo va a seguir exactamente igual, que rebajarán penas a los asesinos, los cuales además seguirán cometiendo cualquier barbaridad incluso peor pero con más facilidad y con total impunidad, porque esa es una tradición nacional. Y cada vez más indolencia, ni siquiera una marcha, un inútil minuto de silencio, una manifestación... nada. Sólo importa que saquen a Laura Acuña de RCN: eso es lo que tristemente mueve al país.
Por mi parte, no tengo esperanza en el futuro de Colombia, se me murió hace mucho tiempo y por cosas muchísimo menos graves, cada noticia de estas es una puñalada directa al amor inmenso por el país donde he sido (curiosamente) feliz, donde crecí y, como usted, donde me gustaría morir, pero morirme viejo y satisfecho, y no caer secuestrado o en una emboscada de cualquier grupo armado o en un atraco callejero.
Hoy todo es tristeza. Y para todos los familiares de los desaparecidos es así todos los días. El horror.
Un abrazo.

Cerebro said...

Palomo, nos tragamos el dolor... evitando más, los poderosos arrogantes se aprovechan del miedo que genera un arma y la sangre en el suelo...

PALOMO said...

Jota y Cerebro. Gracias por acompñarme desde la distancia en este día tan triste. Tenemos que hacer algo. No se nos ocurre nada? Un abrazo

PALOMO said...

Se me olvidaba...

Jota creo que no se puede perder la esperanza, la fe en el país, somos más los buenos, somos mejores que eso. Yo conozco el campo de Colombia, las ciudades, también el lado obscuro. sin embargo no me da miedo decir que ese país es bello aun con sus problemas. No hay que rendirse, hay que salir a luchar.

Cerebro, creo que en vez de tragarnos el dolor lo deberiamos canalizar en algo, como dijo Cabllero los que llevan las armas, las llevan por que le tienen miedo a la palabra.

Andrea Barrera said...

Cualquier cosa suena insignificante ante esto, las lagrimas, el dolor y las ganas de vomitar cuando uno ve algo asi, nada pueden hacer. Que podemos hacer mientras la unica noticia que se escucho ayer en el noticiero a cerca del Cesar es el Festival vallenato?.
Impotencia...
Ustedes un poco más conocedores de politica, que creen que este a nuestro alcance, como podemos hacer para que por lo menos el resto del mundo se entere de esto?

estudiante123 said...

Palomo, no puede ser mas cierto. Es totalmente asqueroso, no solo que han hecho (la conjugación es intencional, porque lo siguen haciendo) sino que todo el país lo condone como un costo necesario de la guerra que libramos. ¿Cuándo se instaló un paramilitar en el corazón de cada colombiano?