Monday 10 March 2014

DE VUELTA. COMO SI NO ME HUBIERA IDO

Hace 7 años exactamente que no cuento nada... por lo menos acá. No se cuento he vivido. Quizás 7 años, quizás menos, quizás más.

Y este mundo que el tiempo le pasa tanto como a mí parece sin embargo no haber entendido nada, no recordar nada. Podría estar horas escribiendo y contando las mil razones por las cuales tendríamos que sentarnos a pensar, más de un minuto hoy. A Colombia se le olvidan las lágrimas y la sangre, y los crímenes impunes y el vaciamiento rampante de las arcas. No parece importarnos que esos que van a hacer las leyes otra vez son tan asesinos como los otros. Que se mata con un fusil, y con un hospital sin recursos, y sin políticas de saneamiento básico, y sin libertades, y sin educación… En este país mis queridos amigos también nos morimos de olvido.

Al otro lado de la frontera en la patria de mi madre se vive también del olvido de los errores de especímenes de igual estirpe pero diferente trapo. Uno de los países mas bellos que he pisado nunca, se debate en una crisis de supervivencia. A muchos de ellos también se les había olvidado cuando votaron las verdades de ese gobierno de trapos rojos y corazón azul.


Y como no me quiero sentar a hacer un análisis sociológico de las políticas, y las guerras y la frustración de ver que pasa el tiempo pero nos seguimos olvidando, decido dejarlos con un par de versos. Unos que creo que hoy quizás son más sonoros.

PARA UN FUNERAL

A los muertos una vela,
Que se hace de noche pronto
Que te vas y los perros ladran
Que te vas y la luz se apaga
Y no queda nada… nada de nada

A los muertos una vela
Que alcanza solo para una
Anda escoge… una vela o una lagrima
Que la tristeza también es pobre
Que anda buscándote entre las sabanas
Que si se llora no se come
En este reino de Granada

A los muertos una vela
Y ni una triste parada, ni un puñado de tierra
Ni un remordimiento en el alma
Que muertos están y no caminan
Y en el monte ni huelen ni se les extraña

A los muertos una vela, y si se puede otra bala
Que no hablen en voz alta
Ni señalen al procer ni al santo
Ni a nosotros que la vergüenza nos espanta
en silencio están mejor, los muertos y las velas
que aquí el que habla es un muerto y aún más aquel que calla

Que no nos toque ponerles letreros a las cosas como en Macondo. Yo de todas formas los iré escribiendo, de a pocos...